Cultivo de sangre (Hemocultivo)

El estudio del cultivo de sangre, también conocido como hemocultivo, implica la recolección de muestras de sangre del paciente en condiciones estériles, seguido por su incubación en un medio de cultivo en el laboratorio. Este procedimiento se realiza para detectar la presencia de microorganismos, como bacterias, que pueden estar causando una infección en el torrente sanguíneo, conocida como bacteriemia o sepsis. El hemocultivo es una prueba fundamental para el diagnóstico y tratamiento de las infecciones sanguíneas, ya que permite identificar el agente patógeno específico y su sensibilidad a los antibióticos u otros medicamentos. Una vez que se obtienen los resultados del cultivo, el médico puede recetar el tratamiento más adecuado para combatir la infección y promover la recuperación del paciente. Esta prueba es esencial en la gestión de pacientes con signos de infección grave, como fiebre, escalofríos, hipotensión y alteraciones en el estado mental.